El Leyma se atasca en Alicante y se queda sin red de seguridad (84-74)

El Leyma Básquet Coruña se quedó atrapado en la maraña defensiva del Lucentum Alicante y perdió su vida extra. En la primera de sus dos salidas consecutivas y de sus cuatro finales por el ascenso, el equipo naranja encajó una derrota que alimenta las esperanzas de sus rivales. Todavía líder, ahora con una victoria sobre Lleida y dos por encima de San Pablo y Tizona Burgos, ambos con un partido pendiente, no puede fallar el próximo sábado en Oviedo.

Las bajas de Goran Huskic, de viaje en Serbia con permiso del club por su reciente paternidad, y Olle Lundqvist, que estuvo con el equipo en Alicante pero no fue de la partida por unas molestias físicas, alteraron el plan de partido. Sin el jugador más determinante ni el que llegaba más en forma, Diego Epifanio tuvo que cambiar su rotación.

Respondieron los menos habituales, mención especial para los Hernández, Álex y Pablo. No así dos titulares como Ingus Jakovics y Yunio Barrueta, horribles desde la línea de tres –extensible al resto del equipo, que acabó con 6 de 25– y en el manejo del balón –cometieron cinco pérdidas cada uno–.

Con una de las mejores defensas de la liga, el Lucentum estresó y secó al ataque naranja en uno de sus peores partidos de la temporada, claves de un encuentro farragoso, marcado también por las 30 faltas en contra del Leyma, que acabó sin Sebastian Aris ni Álex Galán, eliminados con cinco personales.

Espejismo

El partido arrancó con un triple de Bradley Davison. Respondió en el acto Barrueta, también desde el arco. Fue un espejismo porque los dos equipos completaron una noche paupérrima desde la larga distancia. Otra canasta del estadounidense y la primera de un energético y saltarín Kostas Kostadinov (7-3) activó al Leyma, que con un 4-15 se despegó en el marcador y forzó el primer tiempo muerto del exentrenador naranja Antonio Pérez Caínzos (11-18). Creció la ventaja visitante hasta los nueve puntos gracias a un triple de Aleix Font (12-21), pero otro de Tyler Harris desde acortó la distancia al final del primer cuarto (15-21).

En el segundo acto se empezó a vislumbrar el oscuro escenario para el equipo coruñés. La defensa alicantina y, sobre todo, la falta de acierto y de control de los dos equipos, convirtieron la pista de parqué en una pelea de barro. Desde la primera canasta en juego de Sean McDonnell hasta la siguiente, de Galán, pasaron hasta 6:12. No lo aprovechó el Lucentum (21-27), pero la irrupción de Davison, con siete puntos en los últimos minutos acabó por apretar el marcador  (33-35).

Por los aires

El tercer parcial arrancó con un pique de pívots. Atoumane Diagne finalizó en ‘alley-oop’ una asistencia de Jakovics, pero en la siguiente jugada Kostadinov posterizó al senegalés con un mate espectacular. Los puntos del búlgaro, los problemas de faltas –el Leyma, entró en bonus en menos de cinco minutos– y un triple de Jon Gudmunsson completaron un 7-0 y la primera ventaja local desde el 7-5.

Paró el partido Epi y Pérez Caínzos se marchó expulsado poco después con una doble técnica. Lo aprovechó el equipo coruñés para vovler a meterse en el partido bajo la dirección de Álex Hernández, que anotó la primera canasta en juego desde el mate de Diagne tras una sequía de 6:02. El otro Álex, Galán, que firmó ocho de sus 17 tantos en el tercer cuarto, lideró la reacción de su equipo (5-14) para llegar a los diez minutos finales con tres de ventaja (52-55)

Expulsión clave

Precisamente la expulsión del extremeño, ya en el último cuarto, con 65-66 en el marcador y 4:40 en el reloj, desembocó en el terrible parcial final del Leyma: 15-7 con un especialmente doloroso 8-0 que acabó con la resistencia naranja, pese a los triples de Font y McDonnell. Sendas pérdidas de Jakovics y Barrueta y dos intentos a la desesperada del cubano culminaron una noche para olvidar. 

“Ojo a la fiesta, que te la quitan de los fuciños”, ya lo dijo Arsenio y lo recordó Epi tras ganar a Tizona. El Leyma Coruña sigue líder y depende de sí mismo, pero no se puede permitir otra derrota en los tres últimos partidos. Nadie dijo que el ascenso fuera fácil. Tan cerca y tan lejos.